IMPACTO DE INTERNET Y REDES SOCIALES EN LA SOCIEDAD ACTUAL

Tras ver el documental "El dilema de las redes sociales" y comentar en clase algunas consecuencias en nuestro día a día, en esta entrada, después de hacer una breve investigación sobre el tema, redactaré un análisis y una opinión final al respecto.

Hoy en día prácticamente todo el mundo sabe qué son y cómo funcionan un teléfono móvil, internet o las redes sociales. Al menos, muchos creen saberlo. La gran mayoría coincidirá en que han sido un gran avance y nos ayudan a mantener una vida más sencilla, pero la realidad se aleja un poco de estas ideas. Es verdad que todo lo relacionado a las nuevas tecnologías nos ha intentado facilitar nuestra forma de vivir, en un solo dispositivo tenemos todo lo que necesitamos a lo largo del día. Es una manera rápida de llegar a la gente, se han reunido a familias que viven en distintas partes del mundo, se han encontrado donantes de órganos que han salvado a muchas personas, tenemos toda la información de última hora en un solo clic y muchas otras cosas buenas, pero todo esto tiene una doble cara que no muchos conocen (o no quieren conocer).


Vivimos en una época en la que la tecnología está a la orden del día, todos disponemos de algún dispositivo electrónico que nos permite estar al corriente de todo lo que ocurre y no cabe la posibilidad de que esto no sea así porque nos expondríamos a la desconexión total. Actualmente todo gira en torno a internet y las redes sociales: damos clases online, se piden citas para el médico por internet, se lee en digital, tenemos todas las series y películas en páginas web, no necesitamos un CD para escuchar música, etc. De hecho, la generación Z (a la que pertenecemos los jóvenes de hoy en día) es la primera en consumir internet desde una temprana edad. Esto ha supuesto que nuestro crecimiento y desarrollo se haya visto alterado respecto al de generaciones anteriores. No podemos negar que en cuanto a educación ha supuesto un gran paso: hay vídeos explicativos que recogen todo el temario, hay aplicaciones que resuelven y aclaran problemas matemáticos, tenemos al alcance de todos una gran variedad de lugares de donde sacar información... De todas formas, no podemos dejar atrás todo lo malo que supone para la sociedad que los jóvenes tengan tan a mano una herramienta tan poderosa como lo es internet. 


No es raro ver a adolescentes (y gente no tan adolescente) pegados a la pantalla por la calle, en el colegio o incluso en bares con otras personas. Siendo una adolescente, veo como mis amigos, e incluso yo misma, le dedicamos un número excesivo de horas a los dispositivos electrónicos. No es raro encontrarse a alguien que de media los use unas 8-9 horas al día y estos datos son, desde mi punto de vista, muy aterradores. Cierto es que al depender tanto de las tecnologías es normal que su uso haya aumentado, pero aún así las cifras son demasiado altas. Esto ha producido que muchas veces se haga mal uso de ellas, sobre todo en menores de edad que están expuestos a material inapropiado, pornografía, grooming o ciberbullying, entre otros. En la mayoría de los casos los padres no son conscientes de lo que consumen sus hijos en internet y pienso que los niños no están preparados para afrontar algunas de estas situaciones. 


Instagram, WhatsApp, Twitter, TikTok, Facebook, Pinterest, Snapchat... Estos son solo algunos ejemplos de las redes sociales más usadas hoy en día, es más, podría apostar que casi la totalidad de la clase de valores éticos tiene instaladas y usa diariamente al menos tres de ellas. Pienso que su popularidad se debe, entre otras cosas, a que son aplicaciones gratuitas, todo el mundo puede hacer uso de ellas. De todos modos, pensando principalmente en el mundo y sociedad en la que vivimos actualmente, es complicado creer que realmente sea gratis su uso. Vemos que tienen anuncios y eso significa que las distintas empresas pagan a estas compañías para promocionar sus artículos. Pero, ¿por qué les pagan? ¿Cuál es realmente el producto?


Si nosotros no estamos pagando por el producto (en este caso las aplicaciones de las redes sociales), significa que el producto somos nosotros mismos o mejor dicho, nuestros datos y nuestra información personal. Estas compañías ganan realmente mucho dinero ya que los propios usuarios somos vendidos a las empresas anunciantes con el fin de cambiar nuestro comportamiento y percepción sobre un tema determinado de forma gradual, ligera e imperceptible. Es por eso que sin darnos cuenta, están comerciando con nosotros y con nuestra información, que es lo que verdaderamente necesitan. Nos hacen un seguimiento exhaustivo hasta el punto de conocer nuestros gustos, preferencias e  incluso nuestro estado de ánimo a tiempo real. Con esto consiguen saber tanto de nosotros que saben qué es lo que vamos a hacer de forma anticipada. Sabiendo todos estos datos es muy fácil manipularnos y conseguir sus objetivos. 

Somos muy vulnerables ante todo lo que aparece en internet y nos creemos prácticamente todo lo que leemos. Esto es increíblemente grave, ya que podemos acceder a mucha información pero no sabemos cómo filtrarla para reconocer si es verdadera o si es una fake new. Centrándonos en la actualidad, concretamente en la pandemia del COVID, podemos ver la cantidad de noticias falsas que se han escuchado en las redes y como consecuencia, siendo lo más preocupante, el número de personas que las han creído y llevado a cabo. 


Las redes sociales están tan presentes en nuestras vidas que parece que vivimos en una gran simulación, vivimos por y para el teléfono. Hemos creado una dependencia enorme, tenemos que sentirnos aprobados en las redes, lo más importante hoy en día son los seguidores de nuestras cuentas y los likes que recibimos en los posts. Esto ha llevado a muchas personas a no quererse tal y como son, preferirían parecerse a sus imágenes con filtros. Los creadores del botón de like, por ejemplo, lo crearon con la intención de que mostráramos nuestro apoyo a la persona que subiera una foto y que se sintiera amada pero esta idea se ve difuminada en el momento en el que la gente compite por los likes. Hay estudios que demuestran el aumento de autolesiones y suicidios desde el boom de las redes. Nos comparamos con influencers, quienes no hacen más que mostrar una vida maravillosa a la misma vez que falsa. 


Los creadores de contenido y diseño de las redes sociales puede que no tengan malas intenciones, pero se está haciendo un mal uso de sus aportaciones. Deberíamos informarnos bien antes de aceptar unas cookies (seguro que mucha gente no sabe ni lo que está aceptando) o dar nuestros datos a cualquier aplicación, por ejemplo. Tenemos que reconocer que todos estos avances respecto a internet y a las redes sociales son un gran problema para nosotros como sociedad, la está destruyendo, polarizando y dividiendo. Si todos nos diésemos cuenta de este contratiempo podríamos cambiarlo, nosotros lo hemos creado y lo hemos aceptado, pero igualmente podemos destruirlo. 

Os invito a hacer un uso más responsable de internet, de las redes sociales y de vuestros teléfonos móviles. Ahí fuera hay un mundo genial que no está lo suficientemente valorado. Puedes empezar por pequeños cambios, como no pedir la wifi de una casa nada más entrar o no coger el teléfono hasta que lleves despierto una hora, por algo se empieza. Somos los únicos que podemos parar esta situación. 



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